En tan solo dos años, la emprendedora catalana pasó de fundar su empresa a una transformación casi total durante la pandemia, creando un formato de éxito que no ha dejado de crecer en 2020
Muchas madres trabajadoras conocieron a Claudia de la Riva en el improbable contexto de la pandemia, pero no a título personal. Entre conversaciones sobre cómo compatibilizar bajo el mismo techo el cuidado de los más pequeños y el teletrabajo, el nombre de Nannyfy TV, la empresa de la que de la Riva es CEO, fue surgiendo de manera cada vez más incipiente. Y, con ese nombre, una solución a los problemas de conciliación.
La empresa de la emprendedora catalana fue concebida originalmente como un market place que juntara a través de una aplicación a familias y nannys de confianza. Pero, según explicó la propia de la Riva en una entrevista durante la Semana del B2B de Sum, sufrió una transformación durante la pandemia al verse, como otros muchos negocios, con una reducción casi total de la demanda: “Éramos una start-up y no nos podíamos permitir quedarnos sin dinero, así que tuvimos que plantarnos y decir: ‘Señores, aquí tenemos que hacer algo’. Hicimos un recuento de las herramientas internas de las que disponíamos y buscamos la manera de optimizar nuestros recursos para poder seguir ofreciendo ayuda a esas familias que nos iban a seguir necesitando”.
Así se creó Nannyfy TV, una plataforma con servicio de nannys digitalizado en el que los niños y niñas disponen de contenido online y en directo para entretenerse a la vez que aprenden, además de la posibilidad de socializar de forma online y, sobre todo, la oportunidad de un descanso para sus padres. Lo que originalmente surgió como complemento a los servicios presenciales, poco a poco ha ido ganando fuerza en la propuesta de valor de la empresa hasta convertirse, a día de hoy, en su activo más valioso. Un cambio que le ha llevado a ampliar su círculo de potenciales clientes desde familias únicas, a empresas cotizantes en bolsa.
Una nanny de confianza
A finales de 2018, después de casi dos años viviendo la maternidad y sus dificultades para equilibrar la vida laboral, social y el descanso, de la Riva se dio cuenta de las necesidades que muchas familias experimentan con el cuidado de los hijos en casa, un problema que acabó en una idea: “Intenté buscar algo que se pareciese a lo que yo tenía en mente, que era un market place que me permitiera dar con alguien de confianza – pero no para casa, sino más bien para mis hijos –, y no encontré nada. Ninguna opción me generaba la confianza suficiente para ayudarme con el problema. Así que decidí montarlo yo”. Esa idea se convirtió en el germen de Nannyfy.
La catalana comenzó a investigar y descubrió que había competencia, lo cual la tranquilizó porque significaba que había “un mercado, garantía de consumo y que la idea tenía sentido”. Al tratarse de un sector sensible, decidió empatizar con sus propias necesidades para trazar las bases de la empresa: “Entendí que lo primordial era generar confianza”.
“Ninguna plataforma me generaba la confianza suficiente para ayudarme con el problema, así que decidí montarla yo”
Se centraron en hacerlo a través de dos factores. Por un lado, su comunidad de nannys: “En un principio las validábamos internamente a través de una serie de herramientas, aptitudes y referencias, pero siempre pusimos el foco en la escalabilidad y ahora, para no quedarnos solo en España, la automatización de ese proceso es cada vez mayor”.
Por otro, su aplicación: “Queríamos que fuese fácil de usar y que generase la suficiente confianza para que las propias familias, de forma similar a plataformas como Uber o Cabify, escogieran a alguien viendo un video de presentación, unas reviews, un rating o un background en función de la necesidad que tenían que cubrir”. Con esos dos elementos en su propuesta de valor, en 2019 se lanzaron a por una primera ronda de inversiones que destinaron a la aplicación, a posicionarse como la mejor aplicación del sector y a generar en los usuarios esa confianza tan vital. Y funcionó.
La posibilidad del B2B2C
“Yo auguré desde un principio que tendría sentido enfocar la empresa hacia una plataforma más market place B2B2C”, explica de la Riva. Por eso, a lo largo de 2019, decidieron ofrecer los servicios de Nannyfy, primero, a hoteles: “Hicimos un research y vimos que la idea podía tener sentido, porque muchos nos explicaban que un gran número de usuarios pedía un servicio de canguros, pero que de manera proactiva no los estaban ofreciendo”.
Luego vinieron plataformas como Airbnb, Booking y Expedia: “La idea era que cuando un usuario estuviera finalizando el servicio de compra – por ejemplo, un viaje de cinco días a Barcelona –, apareciera un pop-up preguntándole si necesitaba una nanny durante la estancia, de forma que el proceso se transaccionara directamente desde esa aplicación”.
“Yo auguré desde un principio que tendría sentido enfocar la empresa hacia una plataforma más market place B2B2C”
En 2020, finalmente, se abrió una tercera puerta que hasta entonces había estado cerrada: la de las empresas en el sentido más corporate de la palabra, a las que presentaron Nannyfy como un beneficio social más que generara una diferenciación en la parte de conciliación del empleado. Pero tuvo que venir una pandemia para abrirla.
Nannys digitales
Durante los meses del confinamiento y ante la incertidumbre de la duración de la cuarentena y la clausura de colegios y lugares de ocio, en Nannyfy entendieron bastante deprisa que iba a ser difícil seguir ofreciendo sus servicios de contacto directo, tanto por los desplazamientos como por el miedo al contagio. Así que el cambio fue inevitable. No renovarse, en este caso, implicaba la ruina garantizada, y en Nannyfy estaban determinados a convertirse en “una herramienta útil tanto para el niño como para las familias, que fuera consumible también en una nueva normalidad y no solo en la situación excepcional que se estaba viviendo”.
“Las familias nos necesitaban incluso más que antes, pero de forma diferente – explica de la Riva –. Y, como estamos en un nuevo paradigma de digitalización en el que todo se ha acelerado mucho, decidimos hacer lo mismo con un sector tan tradicional como es el del cuidado y el aprendizaje para poder entrar en las casas de forma online”.
El camino que tomaron fueron una serie de actividades online donde las familias, semanalmente y bajo registro, podían acceder a aulas virtuales en las que la nanny estaba en directo. En ellas, los más pequeños podían realizar actividades distintas, desde cocina a manualidades, pasando por trucos de magia, guitarra o idiomas. “Intentamos generar entretenimiento, interacción y socialización entre los niños, que vimos que era nuestro mayor valor añadido. Los niños estaban en casa y no podía ver a sus amigos del cole en la calle, pero sí a través de una pantalla”.
“Vivimos en un nuevo paradigma de digitalización, así que decidimos hacer lo mismo con un sector tan tradicional como es el del cuidado y el aprendizaje”
Y a raíz de esta evolución y en cuestión de unos meses excepcionales, surge la actual Nannyfy TV, producto de la reorientación, diversificación y entendimiento de un contexto nuevo que acabó en un producto que, como admite de la Riva, “podía tener mucho más sentido que el servicio presencial que estábamos ofreciendo con anterioridad”.
Tal y como funciona ahora Nannyfy TV (quién sabe cuánto podría tardar en dar otro paso adelante), las clases se graban en cápsulas de nueva a doce minutos y se dividen por diferentes temáticas. Así, cuando creas el perfil de un niño, el contenido se adapta a él o ella. Sin contar, por supuesto, el valor añadido de hacer un upselling a los contenidos en directo.
Básicamente, Nannyfy funciona como la programación de televisión, en la que podemos encontrar que Cristina hace gimnasia a la una y Laura papiroflexia a las cinco. Y de acuerdo con su creadora, el formato “está teniendo éxito porque es una herramienta con la que los niños no solo aprenden, sino que también se lo pasan bien”.
La tercera puerta
Su mayor break, además, vino precisamente gracias a esta transformación. En enero de 2020, Nannyfy se puso en contacto con pequeñas, medianas y grandes empresas para explicar cuál era su propuesta sin demasiado éxito: “Ellos nos contaban que ofrecían a sus empleados seguros de vida, acceso a gimnasio o clases de inglés, así que nosotros preguntábamos directamente si ponían a disposición de las familias alguna herramienta para poder ayudar en la conciliación. La respuesta era siempre no, pero al ofrecer los servicios de Nannyfy nos decían que lo encontraban todo muy disruptivo, que aprobarlo era una proceso muy burocrático y muy lento, que tenían que estudiarlo en recursos humanos… Y entonces llegó la pandemia.”.
Con los meses de confinamiento y la sobrecarga de tareas de la sociedad, que pasó “a tener que coordinar 16 cosas a la vez”, como dice de la Riva, todo cambió de golpe. La productividad comenzó a bajar por esos problemas de conciliación y las empresas se dieron cuenta de que existía un problema para el que no tenían solución: “En enero nos decían que el proceso iba a ser muy burocrático y muy lento, pero en marzo llegó el covid-19 y todos los departamentos de recursos humanos de todos los sitios a los que habíamos contactado nos llamaron en modo auxilio diciendo que necesitaban nuestra ayuda. Ahora estamos trabajando con empresas como Mapfre o Zurich Seguros, empresas que cotizan en bolsa y otras más pequeñas, pero todas entienden el valor de ofrecer algo así a sus empleados”.
Parte de sistemas de retribución flexible
Una vez vista la respuesta positiva y el beneficio que servicios como el de Nannyfy tenían en la productividad de las empresas con las que trabajan, la emprendedora catalana cuenta que lleva meses luchando para que el Gobierno los contemple como parte de un sistema de retribución flexible. De este modo, empresas más modestas también podrían permitírselos y mejorar su productividad. Pero no está siendo sencillo ya que, según de la Riva, “no están viendo la problemática que hay y no hay proactividad para entenderlo, y al final es la economía la que depende de factores como estos”.
“Estamos intentando ser flexibles y crear descuentos y buscamos formas personalizadas de crear ofertas que se ajusten a situaciones concretas”
“A nosotros – explica –, nos contrataban empresas y nos decían: ‘Mira, estamos recortando muchísimo, pero nos gustaría poder colaborar de alguna manera’. Y, a día de hoy, somos nosotros los que estamos siendo más flexibles en ese sentido. Intentamos crear descuentos y buscamos formas personalizadas de crear ofertas que se ajusten a situaciones concretas. Al final, entendemos la importancia de que la rueda de la economía siga rodando. Pero cuesta”.
Una navidad digital
Lo siguiente en lo que quiere centrarse Nannyfy, ahora que su formato está asentado (y sus consumidores creciendo), es en la Navidad: “Después del año que hemos pasado, queremos intentar acercar la ilusión de estas fechas a los niños. En principio no parece que vaya a haber cabalgatas ni la posibilidad de entregar cartas, así que hemos creado un calendario en el que los niños, divididos en aulas de diez, podrán hablar de forma virtual con Papa Noel y con los Reyes Magos e, incluso, con la colaboración de los padres, regañarles si no se comen las lentejas o si no se han portado bien”.
La idea ha tenido ha tenido un gran recibimiento por parte de empresas y por parte de familias, que lo han visto como una gran idea. “Le estamos poniendo mucho amor y cariño en que salga bien, sobre todo por los niños, que ahora es nuestro consumidor y quien nos tiene que importar”, explica de la Riva.
“Esta pandemia ha sido una oportunidad de ser ágiles, reinventarnos y que nos sigan consumiendo de otra manera”.
La Navidad digital de Nannyfy es la última de las buenas ideas que han surgido en la empresa, que empezó hace poco más de dos años con tres personas y que ahora está formada por dieciséis, cinco más que en marzo: “Esta pandemia ha sido un horror, pero para nosotros, desde un espíritu más inspiracional, ha sido una oportunidad de ser ágiles, reinventarnos y que nos sigan consumiendo de otra manera. Cuando inicié el proyecto pensé en crear una comunidad de profesionales con herramientas y experiencia en el sector de educación infantil o magisterio, que generan más confianza que alguien que pueda venir sin esa claridad, y hemos acabo convertidos en una plataforma donde generamos contenido propio”.
“Los cambios y las novedades surgen en función de lo que sucede en la sociedad y en la vida– explica la catalana –, y hace falta entender que tenemos que adaptarnos a todas esas nuevas formas de consumo, a esas nuevas formas de trabajar. Y el que no consigue ver eso, difícilmente va a poder seguir progresando”.

